SISTEMAS PRODUCTIVOS
SISTEMAS PRODUCTIVOS
Los sistemas de producción engloban todos los
elementos que permiten que la materia prima se convierta en productos
terminados. Entre estos factores se encuentra, principalmente, el estilo de
administración o gestión, los procedimientos, las máquinas, los materiales, las
tecnologías y, por supuesto, las personas o trabajadores. Para entenderlo
mejor, es importante que sepas de qué tratan los 4 tipos de sistemas de producción
esencial y tradicional.
1. Producción por trabajo
Estos sistemas de producción también son
conocidos como bajo pedido y son identificados con la siglas MTO (Make to
Order). Se caracterizan por elaborar un solo tipo de producto por cada proceso
de transformación y no siguen un determinado flujo operacional. En cuanto a los
métodos productivos, pueden ser tanto manuales como mecánicos, o una
combinación de ambos.
Para llevar a cabo este tipo de producción, las
compañías necesitan definir una lista de materiales y maquinarias necesarias
para desarrollar el proceso de transformación. También, deben realizar un
esquema explicativo, que contemple todos los pasos a seguir, y un plan general,
que aborde de forma cronológica y amplia todos los factores que formarán parte
del proceso productivo. Básicamente, se trata de un guion de trabajo. Un
ejemplo sencillo de la producción por trabajo o pedido lo encontramos en empresas
dedicadas a la carpintería. Este tipo de negocios suelen llevar a cabo sus
procesos productivos con base en los requerimientos de los clientes, y no
siguen flujos lineales de operación ni estandarizan los bienes que fabrican. Claro,
con esto no queremos decir que las empresas que practican los sistemas de
producción por trabajo no cuenten con una filosofía o cultura productiva.
Simplemente, estos valores no siempre son aplicados a los mismos tipos de
productos ni a lotes continuos de cantidades similares.
2. Producción de flujo continúo
Estos sistemas de producción son la antítesis de los anteriores. Su función es fabricar cientos, miles e, incluso, millones de productos idénticos de forma continua. La principal característica de este sistema, que lo diferencia de cualquier otro, es que nunca para. Sí, se trata de un proceso productivo que se mantiene las 24 horas del día y los 7 días de la semana.
El gran objetivo de este sistema es maximizar la producción y, a la
vez, reducir los costes que conlleva detener e iniciar procedimientos. Para
aplicar esta clase de producción se necesita de un importante “músculo”
económico, ya que, lógicamente, resulta inviable ejecutarla de forma manual, ya
que ningún trabajador soportaría tal carga laboral. Es por ello que la
producción de flujo continuo demanda de sólidos sistemas tecnológicos,
mecánicos y automatizados, que requieran de menor cantidad de personas y
faciliten la estandarización y normalización.
En las fábricas que practican este sistema, los
operadores y otros trabajadores suelen dedicar sus esfuerzos a labores más
relacionadas con la planeación, supervisión y seguimiento.
Eso sí, se necesita mucho más que recursos económicos
para lograr que estos procesos sean rentables. También es importante que la
demanda del producto fabricado sea lo suficientemente alta, puesto que de lo
contrario puede conllevar grandes pérdidas. En el moderno mercado actual,
resulta muy sencillo encontrar ejemplos de producción de flujo continuo,
principalmente en industrias y actividades como:
-Refinación de petróleo
- Producción de azúcar
- Producción de fertilizantes
- Procesamiento de gas natural.
- Otro caso común son las plantas de
tratamiento de aguas residuales sanitarias.
3. Producción en masa
Al igual que la anterior, se enfoca en producir
un gran volumen de productos idénticos dentro de una misma línea de producción;
sin embargo, no se realiza de forma continua. Esto quiere decir que el flujo
operativo se reinicia una y otra vez, aunque las fábricas sigan parámetros de automatización
y normalización. Para llevar a cabo la producción en masa se requiere la
integración de diferentes componentes, materiales o insumos individuales, que a
menudo son comprados a terceros. Es por ello que en la mayoría de los casos la
producción en masa es valorada como un proceso de ensamblaje o de unificación
de elementos, que dan como resultado un producto bien terminado. Uno de los
ejemplos más eficientes de este tipo de producción lo encontramos en la
industria de bebidas gaseosas, especialmente en empresas como Coca Cola y
Pepsi. Estas compañías cuentan con periodos de tiempo determinados de
producción de grandes volúmenes de un mismo producto, que requieren la
integración de insumos y materiales provistos por terceros, como edulcorantes,
colorantes y plásticos. Lo mismo sucede con muchas fábricas de productos
alimenticios que se abastecen de materia prima agrícola, como semillas, frutos
y cereales.
4. Producción por lotes
Estos sistemas de producción industrial también
se enfocan en la estandarización; pero la cantidad de productos fabricados es
limitada, a diferencia de los procesos en masa y de flujo lineal, y la
participación tecnológica suele ser menor.
En esencia, se trata de crear una plantilla o
modelo y, simplemente, seguirla durante el proceso de ensamblaje o de
transformación de materia prima en producto terminado.
La
cantidad del producto, al igual que la frecuencia productiva, depende de las
características de la empresa y los requerimientos de su público o mercado. Aunque
este método ayuda a organizar la producción, genera mayores dificultades que
los lineales y masivos, ya que el factor humano es mayor y se presentan más
eventos de paro.
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